La compañía ha decidido establecerse en un vagón de mercancías averiado y sumarse al avance de los tiempos modernos con sus teléfonos sin hilos y computadoras de pasta de plástico.
Atrás quedan los carromatos entre caminos polvorientos, la carpa de la mujer barbuda o el asombroso circo de pulgas. Pero la fórmula magistral que le ha llevado a triunfar en numerosas barracas y ferias sigue siendo la misma al transmitir historias. Contarlas con sus entrañables integrantes de entre treinta y noventa y cinco centímetros: los títeres.
Para ello toma un puñado de fantasía, añade una cucharada de cultura y otra de contracultura, dos de humor y sinsentido, y agita enérgicamente junto a una pizca de emoción intensa.
¿Alguien duda que se puede aprender deleitándose? Teatro de marionetas El Antídoto, el remedio perfecto para superar el abatimiento, un dolor de muelas o las certezas.
Recomendada para todos los públicos.